El impacto de la innovación educativa en Latinoamérica y su incidencia en los ecosistemas de innovación
Un ecosistema de innovación se entiende como acuerdos de colaboración de los constructos basados en redes (Adner, 2006; 2017) en las que participan diferentes actores creando interacciones; en otras palabras, también se entiende como un espacio donde interactúan de manera dinámica y se encuentran interconectados de manera vital los actores y/o promotores de un sistema (Meyer & Cuchillac, 2019).En un primer momento se consideraba a la industria, gobierno y academia como para del ecosistema de innovación más conocida como el modelo de la “triple hélice”. Una década después se incluyó una cuarta denominada “sociedad civil”, conformando finalmente el modelo de la “Cuádruple Hélice” aún vigente. Es importante destacar que cada hélice no es cada uno de los actores que participan en el ecosistema sino lo que surge de sus interacciones. En la actualidad aún se habla sobre la importancia y el impacto de los ecosistemas de innovación, un término que ha sido explorado y ha incrementado el interés de los países desarrollados, tal ha sido su impacto en el desarrollo de las economías que actualmente existe un índice mundial el cual sirve de referente y cuantifica los resultados de los ecosistemas de innovación de las economías en la adopción de la innovación en su entorno político, educativo, infraestructura y la creación de conocimiento. Es importante reconocer a los líderes que encabezan el índice para contextualizar el panorama actual; para el 2021 Suiza ocupó el primer puesto, seguido de Suecia, Estados Unidos y Reino Unido, asimismo, se destaca que la mayor parte de las economías más innovadoras son europeas y que en el caso de América Latina y el Caribe ninguna figura entre las 50 primeras. Tabla 1
Clas. Índice Mundial | Economía | Puntuación |
1 | Suiza | 65,5 |
2 | Suecia | 63,1 |
3 | Estados Unidos de América | 61,3 |
4 | Reino Unido | 59,8 |
5 | República de Corea | 59,3 |
6 | Países Bajos | 58,6 |
7 | Finlandia | 58,4 |
8 | Singapur | 57,8 |
9 | Dinamarca | 57,3 |
10 | Alemania | 57,3 |
Por el lado de la educación superior tenemos al Ranking de Universidades QS 2022, donde se observa que las seis primeras casas de estudios son de origen estadounidense y del Reino Unido; y en el caso de Latinoamérica tenemos a la Universidad de Buenos Aires de Argentina en el puesto 69; y los demás por debajo del puesto 106. Tanto el índice de innovación como el ranking mundial de universidades nos muestra que el desempeño de Latinoamérica es deficiente. Los anteriores resultados muestran que no se están haciendo las cosas bien; que se ha avanzado en cobertura y acceso, pero que las habilidades y los aprendizajes en la región siguen siendo bajos, desiguales e inadecuados con relación a los avances que presentan los países europeos, lo cuales tienen sistemas de innovación equilibrados y con un alto rendimiento, transforman sus recursos de innovación en resultados eficientes. Es decir, tanto la I+D, la educación, infraestructura e instituciones se direccionan e impactan en los resultados de innovación.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, América Latina y el Caribe es una de las regiones con mayor disparidad en tecnología y menor preparación en infraestructura y brecha digital (Navarro et al., 2016). Dichos resultados se agudizaron con la presencia de Covid-19 mostrando las deficiencias en el aprendizaje remoto. Es irrefutable considerar que la innovación contribuya al desarrollo de un país donde la educación superior posee un importante potencial científico tecnológico para las economías industriales; este ente se ha convertido en motor clave tanto para su crecimiento económico como de conocimiento. Reconociendo el importante papel de las universidades en la sociedad, es clave evaluar los contenidos e iniciativas que surgen de las mismas. En un artículo publicado en 2018 denominado “La Cuarta Revolución Industrial llega a las aulas” resalta que, dentro de todos los modelos metodológicos, el más flexible es el ranking QS por su indicador de “Reputación del empleador”, el cual aborda la eficiencia de graduados e innovación. Este ranking sería uno de los más cercanos a evaluar la innovación en la educación superior, pero especialista de reclutamiento consideran que no es suficiente esa categoría para evaluar la pregunta: ¿Dónde se preparan los egresados? (Staff, 2018). Es así como sería posible que las universidades no estén teniendo en cuanta la oferta laboral futura para la preparación de sus estudiantes, donde las habilidades y el conocimiento no son acorde a las demandas futuras de sociedad, donde los mayores aumentos de personal en los próximos años serian en áreas vinculadas a la cuarta revolución industrial. Es importe que las universidades se involucren en el reconocimiento de las demandas futuras, y que su metodología y currícula responda a dichas necesidades del entorno. Algunos claros ejemplos de universidades que ya están reconfigurando sus metodologías serían: Tecnológico de Monterrey – México con nuevas carreras más transversales y la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC) que le proporciona al egresado la elección de 30 especialidades de su oferta educativa (Staff, 2018). No es fácil llegar a llegar a los resultados de las naciones que lideran en innovación y educación, sin embargo, a partir del propio estudio de los casos de éxito nos mostrarían el camino para lograrlo. Primeramente, se debe reconocer que tanto la innovación como la educación están interrelacionados y juegan un papel importante en el desarrollo de un país. En segundo lugar, se requiere fortalecer las iniciativas que fortifican los ecosistemas de innovación en América Latina y el Caribe y en tercer lugar, es importante direccionar la innovación a las necesidades y problemas del entorno cercano para tener resultados eficaces y finalmente tener mayor impacto. En conclusión, si se desea cambiar la realidad actual de los indicadores de innovación y educación se deberá entrar en contacto con lo que está sucediendo y cuestionarse, así también se deberá evaluar las experiencias exitosas replicables para establecer un punto de partida a posibles soluciones adaptables y propiciar ecosistemas que promuevan y convoquen a la comunicación de los gestores políticos, investigadores, innovadores y la academia. BIBLIOGRAFÍA Adner, R. (2006, abril 1). Match Your Innovation Strategy to Your Innovation Ecosystem. Harvard Business Review. https://hbr.org/2006/04/match-your-innovation-strategy-to-your-innovation-ecosystem Adner, R. (2017). Ecosystem as Structure: An Actionable Construct for Strategy. Journal of Management, 43(1), 39–58. https://doi.org/10.1177/0149206316678451 Meyer, C. R., & Cuchillac, V. M. (2019). La economía creativa como ecosistema de innovación. Caso salvadoreño. Realidad y Reflexión, 140–166. https://doi.org/10.5377/ryr.v48i0.7088 Navarro, J. C., Crespi, G., & Zuñiga, P. (2016). Ciencia, tecnología e innovación en América Latina y el Caribe: Un compendio estadístico de indicadores. ANII (AGENCIA NACIONAL DE INVESTIGACIÓN E INNOVACIÓN). 2004-2006. “III Encuesta de Actividades de Innovación en la Industria Uruguaya”. Disponible: http://www.anii.org.uy/Imagenes/Encuesta_Innovacion_servicios_2004_2006.pdf. http://repositorio.minciencias.gov.co/handle/11146/191 Staff, F. (2018, octubre 5). La Cuarta Revolución Industrial llega a las aulas. Forbes México. https://www.forbes.com.mx/la-cuarta-revolucion-industrial-llega-a-las-aulas/